sábado, 26 de abril de 2014

ENSAYO

A propósito del 8 de marzo

Hoy es 8 de marzo, día internacional de la mujer, como todo el mundo sabe. Desde que me he levantado esta mañana no he parado de oír noticias al respecto en los medios, mensajes referidos en las redes sociales, felicitaciones a las mujeres en los whasap, se van a realizar manifestaciones en todas las ciudades, etc.  Todo esto me lleva a una reflexión, que es la misma que me hago cuando se anuncia, por ejemplo, que varios artistas se reúnen para hacer un concierto contra la violencia de género o actos similares. La reflexión o, más bien, la pregunta que me hago es ¿realmente todo esto sirve para algo?.
Cuidado, que no digo que no esté bien, que me parece genial que hoy nos vistamos muchos de violeta, y que la sociedad se manifieste y muestre su rechazo a la desigualdad y a la violencia machista y que se hagan todos los actos públicos necesarios y que se quieran al respecto. Y que seguramente muchos piensen, respondiendo a la pregunta, que todo esto sirve para mucho, y que es importante mostrar disconformidad para con ello conseguir que se produzcan cambios hacia una mayor igualdad entre mujeres y hombres, disminución de la brecha salarial, etc.  
Lo que digo, frente a esto, y estoy convencido de ello, es que los cambios sociales, la verdadera forma de que una sociedad cambie es a través de la educación. ¿Volvemos otra vez a lo mismo?, pues sí, así es. Una sociedad será de una u otra manera en base a la educación de los individuos que la conforman. Por tanto, si queremos que se acabe con la desigualdad y la violencia de género tendremos que educar bien, y con educar bien, no me refiero  a ese planteamiento visceral, como ha indicado algún conocido juez,  de saber domesticar bien a los hijos, sino a desarrollar una educación de calidad, esto es, basada sobre todo en enseñarle al individuo a pensar por si mismo, a reflexionar sobre sus actos, a adquirir valores, y a tener una actitud de mutuo beneficio individual y colectiva.
El maltratador no dejará de darle una paliza a su mujer  una noche porque dos calles más allá de su casa haya un concierto contra la violencia machista esa misma noche. Otra cosa es que su formación, por su educación entienda que esa forma de proceder es  propia de un salvaje falto de raciocinio. Esta idea, basada en la educación no es para nada original, ya hace varios miles de años Sócrates la ponía de manifiesto en su teoría del Intelectualismo Moral. Según el filósofo el delincuente actúa así por ignorancia, es un ignorante y, por tanto, no hay que meterlo en la cárcel sino en la escuela y al educarlo ya no delinquirá.

En consecuencia, los actos de hoy me dejan una sensación incompleta, un hueco vacio, la misma sensación, el mismo hueco que se me quedó cuando deje la escuela.


LA METAMORFOSIS

Vuelvo a leer La Metamorfosis de Frankz Kafka cuyo contenido sigue siendo de máxima actualidad. Kafka describe la desoladora realidad del hombre post-industrial de principios del siglo XX. Las máquinas modernas realizan gran parte del trabajo,  pero el ser humano lejos de liberarse se aliena,  se pasa del taller a la fábrica, del trabajo artesanal a la producción en serie, la sociedad se transforma, los individuos le pierden el sentido a la vida y se sienten bichos raros.
En las últimas décadas la aparición de las nuevas tecnologías como la telefonía móvil o internet han incrementado las comunicaciones o el acceso a la información hasta el punto de producir una nueva transformación social. Estos nuevos avances tampoco han venido a mejorar la forma de vida de las personas en lo fundamental. Son muchos los que tienen que llevar a cabo trabajos con los que no se sienten realizados. Las empresas y los bancos se han convertido en los propietarios sociales y utilizan las nuevas tecnologías  para un mayor control. Trabajar y consumir son los grandes dogmas actuales.
En este contexto, el ser humano del siglo XXI no es de extrañar que se despierte un día y se vea como una cucaracha que, como en el relato de Kafka, se le alimenta lo justo para que intente sobrevivir. Situación difícil de mantener y con final bastante previsible. No en vano el estrés, las enfermedades cardiovasculares o el cáncer, tienen una incidencia mayor cada día. Dónde están los avances biotecnológicos aquí.

El ser humano debe detenerse y reflexionar. Tiene que volver a sufrir una metamorfosis, pero esta vez de insecto a humano. Volver a recuperar sus valores, desarrollar sus habilidades artísticas y construir una sociedad donde la tecnología este al servicio de la humanidad y no al revés. Una sociedad donde exista el reparto justo del trabajo y de la riqueza, una sociedad en definitiva, donde el hombre se sienta hombre.     


Entomología(1)  Social

Será por deformación de entomólogo, pero cuando salgo a la calle lo que  más veo en nuestra sociedad son insectos. Observo como muchas hormigas y abejas obreras se dirigen a sus puestos de trabajo. También son muchas las cucarachas que van a su anodino trabajo. En los bancos, sin embargo, predominan los dípteros(2) chupa-sangre. En algunos cargos encontrar de nuevo a abejas, pero esta vez de la casta de los zánganos, junto a avispas parásitas y escarabajos carroñeros. Y el problema es que todos ellos se han convertido en una plaga para la sociedad. Otro grupo social que aparece es el de las moscas, les encantan las miserias de los demás para alimentarse.
Por suerte también veo en la sociedad a mariposas que, frente a lo que dice el pareado, van a la escuela. Ellas saben lo importante que es una buena educación para construir una sociedad mejor y solidaria. De esto deberían darse cuenta muchos que utilizan la educación como herramienta para sus intereses particulares a cambio de deteriorarla todo lo que sea necesario y sin mayor pudor.
Y qué decir de los escolítidos(3), auténticos artistas en la talla de la madera, o las polillas artesanas de la seda. Una sociedad sin arte es una sociedad vacía de valores. Estos insectos son minoritarios y se les considera poco productivos por lo que no están muy bien considerados.
En fin, que cuando salgo a la calle veo insectos, sobre todo insectos,  lo que no es de extrañar, ya que de hecho, vivimos en su planeta.
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(1)    Entomología: Ciencia que se dedica al estudio  de los insectos.
(2)    Dípteros: Grupo al que pertenecen los mosquitos
(3)    Escolítidos: Escarabajos fitófagos que realizan galerías en leñas, troncos y ramas de algunos árboles 



La desigualdad social, ¿genética o política?


En el siglo XVIII, la clase social burguesa consiguió acceder al poder fundamentalmente gracias a sus ideales revolucionarios de igualdad. Sin embargo, la sociedad mercantil generada en el mundo occidental, desde entonces y hasta nuestros días, es claramente una sociedad desigual, de ricos y pobres, de empresarios y trabajadores, de patronos y jornaleros, en definitiva, de dominantes y dominados. La clase burguesa en el poder ha venido históricamente dando la respuesta, por no decir defensa, a esta contradicción en base a una ciencia,  la biología.

Existe una teoría denominada determinismo biológico que justifica científicamente que las diferencias sociales entre individuos se deben a razones biológicas. De acuerdo con ella, los pobres son pobres porque genéticamente son menos inteligentes. Con esta teoría, también se ha querido dar explicación a las diferencias socioeconómicas entre razas, sexos, o por qué hay individuos agresivos que perturban el orden social.

El determinismo biológico ha sido defendido por importantes científicos, laureados con el premio Nóbel, y lo que plantea está bastante arraigado en el pensamiento actual. No se puede aspirar a vivir en un mundo de igualdad porque la desigualdad está en nuestra naturaleza, la llevamos en los genes. Quizá no vivamos en el mejor de los mundos imaginables, pero si en el mejor de los posibles.

La realidad es que el determinismo biológico carece de toda base científica, estando los estudios o ensayos que se han realizado en relación al mismo, sesgados o mal planteados. Frente al determinismo biológico, cabe pensar que las desigualdades existentes son inherentes a las políticas de las sociedades mercantilistas e industriales, y que, de hecho, la propia eficiencia de estas sociedades depende precisamente de tales desigualdades. Por tanto, cambiando las políticas con las que se gestionan la sociedad se podría alcanzar una sociedad igualitaria. Pero, claro es, este planteamiento implica la necesidad de una revolución, otra revolución, que realmente diera satisfacción a la aspiración humana de una sociedad de igualdad entre los individuos.

1 comentario:

  1. El ser humano no es sólo un animal, sus necesidades biológicas se modifican por su pertenencia a una sociedad y, además, tiene unas necesidades adicionales derivadas de la vida en sociedad que a veces entran en contradicción con las biológicas. El mismo instinto de supervivencia, en principio seria suficiente para poner en entredicho la teoria del determinismo biologico.

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